Una de las piezas más importantes a la hora de decorar cualquier salón o bien sala de estar es, indudablemente, el sofá. Este mueble es absolutamente indispensable en cualquier hogar y elegirlo no siempre y en todo momento es una labor sencilla. En el momento en que nos adentramos en ese proceso empiezan a surgir ciertas dudas que, seguro, no os resultan extrañas: ¿de qué forma de grande debo ponerlo?, ¿cuál es la mejor ubicación para situarlo?, ¿lo elijo en el color que ahora está de tendencia?, ¿qué material es el más sufrido de todos?, ¿de qué otro sofá o bien sillones es mejor que lo acompañe?… Y así, un sinfín de preguntas que tenemos que ir contestando una a una.
Eso sí, vaya por delante que acá (como siempre en este mundo decorativo) no hay contestaciones únicas, fijas e inamovibles. Al revés, cada uno de ellos de vosotros deberá ir encontrando las suyas propias en función de vuestras necesidades, gustos y circunstancias. La forma de morar un hogar difiere de un caso a otro, de hecho me atrevería a decir que no hay dos formas iguales de vivir y -por tanto- las características que deben primar a la hora de seleccionar vuestro sofá (y generalmente cada una de las piezas de vuestro mobiliario) van a deber acoplarse y entregar respuesta a vuestro caso concreto.
Y dicho esto, para que atinéis lo más posible escogiendo el sofá perfecto para vosotros, acá van los que yo considero los aspectos más importantes en los que fijarse y tomar en consideración.
1- DIMENSIÓN Y PROPORCIONES
No es exactamente lo mismo tener un salón grande y amplio, que otro estrecho y pequeño. En función de su tamaño vais a deber apostar por unas dimensiones u otras para el sofá. La clave es que este esté en proporción al espacio en el que se marcha a poner. O sea, que no se vea extremadamente grande si vuestro salón no lo es, ni que de la impresión de ser un sofá diminuto perdido en un salón de dimensiones exorbitantes. Partiendo de esta base, os afirmaré que el sofá ideal mide unos 100cm de profundidad, unos 220cm de largo y 90cm de alto, con los asientos a una altura de unos 48cm.
Otro truco interesante es tener en cuenta la altura de techos. Si estos son más bien bajos, va a ser preferible decantarse por un sofá de respaldo más corto a fin de que el techo parezca más alto de lo que es realmente. En un salón de techos altos, al revés. Los modelos de sofás con respaldos elevados darán una considerablemente mayor presencia y empaque a la estancia.
2- BUSCA TU ESTILO
He aquí el factor más personal de todos. Hallar el sofá con el diseño más adecuado en función de la estética y look del salón es una labor, sobre todo, que requiere de mucha búsqueda. No os conforméis con el primer sofá que veáis y probéis. Mi consejo es que miréis y miréis… y que en el momento de seleccionarlo tengáis en cuenta, sobre todo, el material y el color del mismo. Los sofás italianos, por servirnos de un ejemplo, son muy reconocidos por su gran pluralidad de diseños y estéticas.
En cuanto al primer punto (el material) os confesaré que prefiero los sofás de lona. Me semejan más agradables al tacto que los de cuero y algo más “suaves” en el momento de mirarlos, si bien es cierto que también hay trucos para aligerar la estética a veces “dura” de este género de sofás de cuero. No obstante, asimismo es cierto que hay modelos muy chulos de piel que son tendencia de los que también os he hablado en su instante.
Y en lo que se refiere al segundo punto (el color), va a depender de si deseáis arriesgar más o menos con él. Los sofás de colores atractivos e intensos pueden serviros de punto focal más que atrayente en el que vuestras visitas depositen todas y cada una de las miradas. En ese caso, eso sí, relajad un poquito el resto elementos que coloquéis a su alrededor. Pero si sois de los que preferís que la estética del sofá sea más atemporal y no os canse tanto con el tiempo, nuestra recomendación es que os decantéis entonces por colores neutros y base (grises, torrados o beis). Un buen recurso en estos casos es aportar los toques de color y atrevimiento a través de los cojines. De esta manera, si en algún instante queréis entregar otro aire al salón, va a ser mucho más fácil y económico.
3- LA FORMA TAMBIÉN IMPORTA
Este punto también está muy relacionado con el precedente. Hay multitud de diseños de sofás en el marcado con cantidad de formas diferentes. Los hay de líneas rectangulares más modernas, de líneas curvas o bien redondeadas más tradicionales o bien románticas… y con todo género de configuraciones: con chaise loungue, sin él, en forma de “L”, con módulos extra, sin ellos… Mi consejo es que, al lado de la forma que mejor se adapte al estilo ornamental de vuestro salón tengáis en cuenta que cuanto más sencilla y pura sea la manera de un sofá, más atemporal y ligero parecerá y viceversa.
En lo que se refiere a los sofás que están compuestos de diferentes módulos, es recomendable que su espalda sea lo más “apretada” posible, en vez de que se componga de cojines sueltos, y no exageradamente alta. Esto ayudará a que su perfil visual sea menos impresionante y quede mucho más integrado como una única pieza de conjunto.
4- DISPOSICIÓN Y COLOCACIÓN
En el momento de localizar el sitio perfecto para poner el sofá en vuestro salón tened en cuenta -sobre todo- el tipo de vida que os agrada hacer en esta estancia de la casa. Si sois de los que lo usáis, sobre todo, para relajaros y tumbaros una buena situación será ponerlo enfrentado a la T.V.. En cambio, si preferís los momentos relajados de lectura, no estará de más separarlo (en los casos en los que el espacio en sí lo deje, claro) de la tele.
En lo que se refiere a con qué otras piezas rodear el sofá, hay que decir que -hoy- la mezcla es la máxima a continuar. Sin perder de vista, eso sí, el factor armonía. Podéis conjuntar un sofá cuatro plazas con una butaca y un sillón o bien apostar por un conjunto de un dos plazas con un 4. ¡Viva la pluralidad! Y también, naturalmente, en la combinación de las tapicerías de las piezas en sí. No tienen por qué ser obligatoriamente todas iguales. La clave se encuentra en el equilibrio de estampados y lonas que escojáis.
5- UNA CUESTIÓN DE COMODIDAD
Y por último, otro de los aspectos más personales de todos por el hecho de que lo que para uno puede ser un sofá cómodo, para otro puede no serlo. Como norma os afirmaré que el respaldo debe ser más blando que el asiento. Sabiendo esto ya es una cuestión de probar y probar diferentes modelos: con asientos más anchos o bien más estrechos, con reposabrazos altos, bajos, blandos, duros… Ah! Y eso sí, lo mejor va a ser que cuando estéis sentados en él vuestras caderas no queden más hundidas que el nivel de vuestras rodillas y que vuestros pies no cuelguen. Son pequeños trucos que os harán daros cuenta de si el sofá es realmente, o bien no, el más cómodo para vosotros.