El momento de la comida ya sea un almuerzo, merienda, cena o incluso un aperitivo de cumpleaños y por qué no, un picnic; lo hemos convertido en algo divertido. Nos esmeramos en ofrecer a nuestros comensales una cuidada presentación. Y es que el alimento entra por los ojos. Bonita vajilla, unas flores, unos servilleteros; un suculento plato hecho con esmero o unos tentempiés meticulosamente seleccionados. Siendo así, no podemos dejar al azar lo más importante del momento además de la comida: el mantel. Ahora bien, si la decoración lo es todo, no lo es menos la higiene. Los manteles antimanchas son la opción idónea para vestir tu mesa sea cual sea la ocasión porque, además, se adaptan a todos los estilos. Son económicos, bonitos y prácticos.
El secreto para presumir de una buena mantelería está en adquirir buenos materiales. Que sean piezas resistentes, finas y fáciles de lavar. En este sentido, cobran protagonismo los manteles de teflón. Podemos encontrarlos a nuestro gusto, como los clásicos manteles de cuadros; pero también disponemos de una amplia gama de maneles de colores y diseños variados para adaptarse a los gustos más exquisitos.
Son manteles fabricados con algodón o lino y tratados con posterioridad con varias capas de teflón. Gracias a ello pueden limpiarse con suma facilidad simplemente frotando con un paño húmedo y siempre tendremos nuestros manteles listos para usar. Por supuesto, también pueden lavarse a máquina sin que se deshilachen ni pierdan los colores.
La ventaja de los manteles actuales es que pese a estar hechos con materiales lavables y tan cómodos para usar, a simple vista parecen estar tejidos en las telas más finas. Y es que la elegancia y el buen gusto no están reñidos con el espíritu práctico que debe imperar en nuestras cocinas o en la mesa de cualquier hogar.
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